FUGACES
Cómo es posible que me duelan
los brazos y las piernas
y no de caminar
ni de abrazar.
Tan solo inútil dolor que duele.
Cuánto aire necesita un cuerpo
que no le llega con lo que entre el bosque
forma la palabra bosque,
con la montaña que rebota verano
y río y tiempo de infancia y de hormiga.
Como hormigas nos movimos en el mundo
portando semillas de ideas en la cabeza,
queríamos crecer
queríamos crear
creíamos ser buenos
o al menos mejores.
No hablo yo que habla la tierra,
hoy tiene una mancha
una flor aplastada
un recuerdo roto
una gigante cicatriz de roca
y una luna que observa callada
lo que se ha ido.
El cielo proyecta un horizonte
de pasados remotos,
los vórtices de la felicidad
justamente donde nadie existe
pero somos,
pura energía
pidiendo deseos
a las fugaces
vidas
que
pasan.